
Velero de mi vida, llevame a donde vaya el viento.....
Había una vez un hombre que pensó que Dios quería que predicara a la gente pecadora y perdida de Nínive. No obstante, en vez de embarcarse hacia Nínive tomó un barco y tomó otro destino. El pensó que era una persona que podía decidir lo que realmente quería hacer en su vida, así que prefirió ir a otro lugar y pasarla bien. Durante la travesía se desató una gran tormenta y la tripulación pensó que este hombre, llamado Jonás, era el responsable. La tripulación asumió que dichas condiciones del tiempo eran su culpa porque este habia violentado la orden que Dios le habia dado de ir a Nínive, creyendo así en la autodeterminación sin temor de lo que Dios supuestamente pudiera decir o hacer . "La gente tiene el derecho de usar su lógica, llegar a sus conclusiones y basado en eso tomar decisiones en su vida. Por eso no voy a Nínive", dijo Jonás. La tripulación se molestó tanto al escuchar a Jonás y concluyeron que Dios los había castigado con aquella tormenta por tener a tal blasfemo en el barco. Así que lanzaron a Jonás al mar.
Jonás trató de sobrevivir manteniendose a flote en aquellas profundas y embravecidas aguas. De repente, apareció una gran ballena que se lo tragó y lo acomodó en su estómago. Nuestro amigo no sabía si sobreviviría. Temeroso y cansado, sintió que sus lágrimas se mezclaban con el agua salada. Lamentaba que ese fuera el precio que la gente tuviese que pagar al preferir utilizar el cerebro que Dios le dio para desarrollar sus propias perspectivas en la vida. Por suerte, las lágrimas de Jonás causaron digestión a la ballena, la cual lo vomitó cerca de una pequeña isla.
Jonás pudo nadar hacia la isla, desde allí relajarse y pensar qué podía hacer para llegar a algún otro lugar. De otra forma, nuestro amigo moriría. Mientras estaba sentado bajo las palmas pudo ver una isla a lo lejos que se veía bastante grande. "¿Qué isla será esa?", se preguntó. "Quizás puedo ir allá para escapar de la gente "mente cerrada" de mi país que no pueden entender mi manera de pensar." Comenzó a caminar alrededor de la islita tratando de pensar cómo podría escapar de allí y encontró un pequeño letrero que decía "Desecheo, una de las pequeñas islas que bordean Puerto Rico, la Isla del Encanto". Feliz y decidido, pensó en construir un pequeño bote que lo dirigiría a la Isla. "No hay Dios que pueda detenerme", pensó. Jonás cortó algunas palmas, construyó un velero, se llevó algunos pescados consigo, y "!ahí vamos!", se dijo así mismo.
Durante la travesía estaba tan feliz que compuso una canción~
Velero de mi vida, llévame hacia donde sople el viento
Velero de mi vida, llévame hacia donde la Isla está
Hay tantos lugares que podría explorar
Quizás si me quedo aquí no tendré la oportunidad de vivir
Velero de mi vida, mares más profundos vamos a descubrir
Velero de mi vida, siempre habrán nuevos lugares que contentos nos harán sentir
Cuando llegó a Puerto Rico, Jonás decidió escribir la verdadera historia de Jonás. Fue cierto que se encontró con una tormenta. Fue cierto que se lo tragó una ballena. Sin embargo, se encontraba muy contento de no haberse arrepentidoy haber regresado a Nínive paro decirle a la gente lo que tenían que hacer con sus vidas. El entendía que la gente de Nínive podía encontrar la forma de resolver sus problemas sin tener que recurrir a algún mensajero de Dios.
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